8vo. D?a de la Novena de San Nicol?s de Bari
"Discernimiento eclesial y cuestiones abiertas"
Convergencias:
a) La experiencia de la conversaci?n en el Esp?ritu ha sido enriquecedora para todos los que han tomado parte en ella. En particular, se ha valorado el estilo de comunicaci?n que privilegia la libertad de expresi?n de los propios puntos de vista y la escucha rec?proca. Esto evita pasar r?pidamente a un debate basado en la reiteraci?n de los propios argumentos, sin dejar el espacio y el tiempo para darse uno cuenta de las razones del otro.
b) Esta actitud de fondo crea un contexto favorable para profundizar cuestiones que son controvertidas tambi?n al interior de la Iglesia, como los efectos antropol?gicos de las tecnolog?as y de la inteligencia artificial, la no violencia y la leg?tima defensa, las problem?ticas relativas al ministerio, los temas relacionados con la corporeidad y la sexualidad, y otros muchos.
c) Para desarrollar un aut?ntico discernimiento eclesial en estos y en otros ?mbitos, es necesario integrar, a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio, una base informativa m?s amplia y un componente reflexivo m?s articulado. Para evitar refugiarse en la comodidad de f?rmulas convencionales, hay que realizar una confrontaci?n con el punto de vista de las ciencias humanas y sociales, de la reflexi?n filos?fica y de la elaboraci?n teol?gica. Informaci?n m?s amplia y un componente reflexivo m?s articulado.
d) Entre las cuestiones sobre las que es importante continuar reflexionando, est? la de la relaci?n entre amor y verdad y las repercusiones que tiene en otras muchas cuestiones controvertidas. Esta relaci?n, antes de ser un desaf?o, en realidad es una gracia contenida en la revelaci?n cristol?gica. De hecho, Jes?s llev? a cumplimiento la promesa que se lee en los salmos: ?Amor y verdad se encuentran, justicia y paz se besan. La verdad germina de la tierra y la justicia se asoma desde el cielo? (Sal 85, 11-12).
e) Las p?ginas del Evangelio muestran a Jes?s encontrando a las personas en lo concreto de su historia y sus situaciones. ?l no parte de prejuicios ni etiquetas, sino de una aut?ntica relaci?n en la que se implica por entero, exponi?ndose, incluso, a la incomprensi?n y al rechazo. Jes?s escucha siempre el grito de auxilio de quien tiene necesidad, incluso aunque no lo exprese; hace gestos que transmiten amor y generan confianza; hace posible con su presencia una nueva vida; quien lo encuentra sale transformado. Esto sucede, porque la verdad de la que Jes?s es portador no es una idea, sino la misma presencia de Dios en medio de nosotros; y el amor con el que obra no es s?lo un sentimiento, sino la justicia del Reino que cambia la historia.
f) Las dificultades que encontramos para traducir esta l?mpida visi?n evang?lica en opciones pastorales es signo de nuestra incapacidad de vivir a la altura del Evangelio y nos recuerda que no podemos sostener a quien tiene necesidad de ayuda, si no es a trav?s de nuestra conversi?n personal y comunitaria. Si utilizamos la doctrina con dureza y con actitud judicial, traicionamos el Evangelio; si practicamos una misericordia ?barata?, no transmitimos el amor de Dios. La unidad de verdad y amor implica hacerse cargo de las dificultades del otro hasta hacerlas propias, como sucede entre verdaderos hermanos y hermanas. Por esto, esta unidad, puede realizarse solamente siguiendo con paciencia el camino del acompa?amiento.
g) Algunas cuestiones, como las referidas a la identidad de g?nero y a la orientaci?n sexual, al poner fin a la vida, a las situaciones matrimoniales dif?ciles, a los problemas ?ticos conectados a la inteligencia artificial, resultan controvertidas no s?lo en la sociedad, sino tambi?n en la Iglesia, porque suscitan preguntas nuevas. A veces, las categor?as antropol?gicas que hemos elaborado no son suficientes para acoger la complejidad de los elementos que emergen de la experiencia y del saber de las ciencias y requieren maduraci?n y un estudio ulterior. Es importante tomar el tiempo necesario para esta reflexi?n y emplear las mejores energ?as, sin ceder a juicios simplistas que hieren a las personas y al cuerpo de la Iglesia. Muchas indicaciones que ya ha ofrecido el Magisterio esperan ser traducidas en apropiadas iniciativas pastorales. Incluso donde sean necesarias ulteriores aclaraciones, el comportamiento de Jes?s, asimilado en la oraci?n y en la conversi?n del coraz?n, nos indica el camino a seguir.
Cuestiones que afrontar:h) Reconocemos la necesidad de proseguir la reflexi?n eclesial sobre la mezcla originaria de amor y verdad realizada por Jes?s, en vistas a una praxis eclesial que haga honor a esta inspiraci?n.
i) Animamos a los expertos en los diferentes campos del saber a madurar una sabidur?a espiritual que haga de su competencia especializada un verdadero servicio eclesial. En este ?mbito, la sinodalidad se expresa como disponibilidad a pensar juntos en el servicio a la misi?n, desde la diversidad de perspectivas, pero en la armon?a de los intentos.
j) Se necesita crear las condiciones que hagan posible una investigaci?n teol?gica y cultural que sepa partir de la experiencia cotidiana del Pueblo Santo de Dios y se ponga a su servicio.
Propuestas:k) Proponemos promover iniciativas que permitan un discernimiento compartido sobre cuestiones doctrinales, pastorales y ?ticas controvertidas, a la luz de la Palabra de Dios, de la ense?anza de la Iglesia, de la reflexi?n teol?gica y valorando la experiencia sinodal. Esto puede realizarse a trav?s de la profundizaci?n entre expertos de diversas materias, en un contexto institucional que tutele lo reservado del debate y promueva la exquisitez de la confrontaci?n, dando lugar tambi?n, cuando se vea apropiado, a la voz de las personas directamente afectadas por las controversias mencionadas. Tal itinerario deber? ser puesto en marcha en vistas a la pr?xima Sesi?n sinodal.
